Abel contó que se dedicó a investigar desde muy joven, y que la escritura surgió como una necesidad de informar de todo aquello que deseaba difundir.

"Con esta pasión hace 50 años que la llevo conmigo, donde cuando la escritura y la oralidad se encontraban un tanto enfrentadas"

No se considera un escritor de gran aliento. Influido por el Dr. Cabreros quien lo impulso hacer una columna semanal ‘Rastros Nativos’ que se difundió del año ‘86 al ‘93 en el Diario La Mañana, comenzó a hacer sus primeras armas en la escritura; lo cual lo obligó permanentemente escribir.

Cuando desde España le solicitaron su primer libro, fue donde se dio cuenta que contaba con varias monografías hechas, juntándolas, y recopilándola fue así que realizó su libro.

Todo aquello que fue archivando, es lo que le sirve sin moverse desde su casa, ya que Abel más que investigador se define como un buscador inquieto; lo que más le fascina encontrar es entorno a la comunicación oral, el ejercicio que hacen los payadores.

Por su parte siempre ha tratado de difundir el hecho de no quedarse, que ante una inquietud llevarla adelante, no pensar en las limitaciones sino superarlas. En su caso se propuso difundir las costumbres de los 'paisanos', de la gente de campo, esa sabiduría que no se encontran en los libros.

Ahora, muchos investigadores se encuentran citando sus trabajos siendo esto una manera de multiplicar lo que a Zabala le interesaba difundir, la sabiduría de la gente.

Actualmente está escribiendo un libro sobre anécdotas de payadores, que son muy vivenciales, que hacen a las peripecias que tiene que pasar el payador, que por un lado son pintorescas y por otro lado enseñan.